sábado, 19 de diciembre de 2009

La necesidad de actualizar los contenidos del currículo de Biología, Química y Física como ramas de las Ciencias Naturales obedece a las sugerencias realizadas por estudios nacionales e internacionales: pruebas TIMSS (pruebas de tendencias internacionales de ciencias y matemática), Pisa (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos), Red de Educación Científica apoyada por Oficina Regional de Educación para América y el Caribe, UNESCO, en el marco de la

Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible (2005-2014) y al Proyecto Regional de Educación para América Latina y el Caribe (PRELAC), en el marco de una Educación para Todos.

Se ha redistribuido, en los tres grados, las disciplinas de Química, Geología, Astronomía y Bases de la ciencia y la investigación, concentradas en el programa anterior en un solo grado. Algunos contenidos que se han incorporado son los relacionados a legislación ambiental, importancia de los fósiles del río Tomayate, salud alimentaria y aplicaciones de la ingeniería genética.

La asignatura de Ciencia, Salud y Medio Ambiente en Tercer Ciclo, evalúa el progreso del alumnado mediante la demostración de una conducta o actuación esperada, por ejemplo: identifica el problema, aplica procedimientos de investigación, entre otros. También, es importante evaluarla comprensión de conceptos mediante representaciones gráficas, la expresión oral o en la aplicación de los procedimientos de experimentación o comprobación. Para que la evaluación sea integral, flexible y significativa deberá retomar los principales tipos de evaluación.

Evaluación diagnóstica

Por medio de la observación directa, la revisión de cuadernos (dibujos), las respuestas a preguntas exploratorias, descripciones o explicaciones previas, la o el docente puede obtener información sobre las habilidades que poseen las y los estudiantes antes de iniciar nuevos contenidos.

Se debe hacer una evaluación inicial para conocer el grado de dominio de algunos procedimientos que el alumnado necesitará aplicar en las clases.

Por ejemplo: la manipulación de una balanza, una lupa, una regla, un termómetro o la aplicación de destrezas intelectuales como la tabulación, descripción, clasificación y el análisis, entre otras. Se puede diagnosticar cuando la o el estudiante realiza una tarea específica, por ejemplo, expresar sus ideas con espontaneidad, clasificar correctamente los materiales conductores y no conductores de la electricidad, entre otras.

Asimismo, es fundamental obtener información sobre los conocimientos y las actitudes de las o los estudiantes. Por ejemplo: persistencia en la resolución de problemas de cálculo, curiosidad por explorar el entorno, seguridad para expresar sus ideas, interés en formular preguntas y trabajar en equipo, entre otros.

De manera general, se recomienda retomar los contenidos e indicadores de logro del grado o nivel anterior, o de unidades didácticas previas, poniendo especial atención en los indicadores priorizados que aparecen resaltados en negrita en el programa de estudio.

No debe olvidarse que la finalidad de la evaluación diagnóstica es adecuar la planificación y aplicar estrategias para nivelar al alumnado en el grado que cursa, de manera que tenga las condiciones de éxito para su aprendizaje.

Evaluación formativa

Tiene como finalidad conocer los logros y dificultades de aprendizaje de las y los estudiantes para facilitarles la ayuda adecuada y oportuna en la adquisición de las competencias. Por ejemplo, si la o el estudiante no logra identificar y clasificar los materiales conductores y no conductores de calor, la o el docente debe indagar las causas del error.

Conocer el nivel de razonamiento del alumnado permite comprender las causas de sus dudas o errores y da la posibilidad de intervenir proponiendo actividades específicas y oportunas que refuercen su aprendizaje.

Merece especial atención los conocimientos equivocados o acientíficos, ya que las competencias de esta asignatura demandan el descubrimiento, abrir espacios para el ensayo o error y la comprobación de supuestos. Esta actitud permite detectar las causas de sus errores o confusiones para ayudarles a superarlos antes de adjudicar una calificación o un juicio crítico.

La evaluación formativa se apoya en la autoevaluación, heteroevaluación y coevaluación. Por lo tanto, se debe permitir a las y los estudiantes exponer, compartir resultados y procedimientos realizados, valorar el trabajo en equipo, expresando cómo se sintieron, qué hicieron bien y qué cosas deben mejorar en actividades futuras. Una pregunta específica, permite conocer el grado de competencia del alumnado e identificar el tipo de ayuda o medida que necesita para mejorar su rendimiento.

Evaluación sumativa

La evaluación sumativa certifica y asigna una calificación al desempeño del estudiante, por medio de diversas actividades de evaluación: pruebas escritas, cerradas o de ítems abiertos, revisión de cuadernos, trabajos grupales, investigaciones y otros. Permite evaluar el nivel de adquisición y comprensión de hechos, conceptos y principios científicos.

De acuerdo con la naturaleza de la adquisición de las competencias, la prueba objetiva sólo es una actividad entre otras. Se debe diseñar de manera que evalúe contenidos conceptuales y procedimentales independientes o integrados; no necesita ser exhaustiva y con muchas preguntas, sino diseñada de acuerdo a los indicadores de logro.

Se recomienda incluir actividades que evalúen los aprendizajes de las y los estudiantes enfrentándolos a una situación problema que se resuelva. Con la aplicación de procedimientos: identificar, clasificar, analizar, explicar, representar, argumentar, predecir, inventar; y la aplicación de conocimientos con determinadas actitudes.

Recomendaciones generales según el tipo de contenido referido en los indicadores de logro.

La evaluación de contenidos conceptuales debe reconocer grados o niveles de profundización y comprensión, así como la capacidad para utilizar convenientemente los conceptos aprendidos. Se recomienda verificar el uso que cada estudiante hace de los conceptos en diversas situaciones, individuales o en equipo; la resolución de conflictos o problemas a partir del uso de los conceptos; las pruebas objetivas que requieran relacionar y utilizar los conceptos en unas situaciones determinadas. El diálogo, el debate y la conversación pueden tener un enorme potencial para saber lo que el estudiantado conoce.

Las actividades de evaluación para conocer el nivel de comprensión conceptual son todas aquellas en las que la o el estudiante puede comunicarse verbalmente y/o aplicar el conocimiento en una nueva situación, por ejemplo, al definir un concepto, es capaz de enunciarlo y explicarlo en un momento determinado.

Los contenidos procedimentales implican saber hacer y se pueden evidenciar en situaciones de aplicación: la observación sistemática de cada estudiante en situaciones en que se utilicen dichos contenidos y las actividades abiertas, hechas en clase, permiten comprender cómo las y los alumnos desarrollan habilidades y destrezas, ejemplo: identificar, clasificar, analizar, explicar, representar, argumentar y predecir, entre otras.

Una forma de evaluar la aplicación de procedimientos científicos en las y los estudiantes es presentándoles una situación experimental, de campo o documental, similar a las desarrolladas en el aula, en la cual la y el estudiante puede ordenar los pasos y explicar cómo la resuelve.

La evaluación de los contenidos actitudinales demanda la observación y la utilización de una lista de cotejo, estableciendo criterios claros que evidencien la práctica de principios y valores en el trabajo individual y de equipo.

La o el docente puede aplicar diferentes actividades de evaluación para el logro de las competencias, tomando en cuenta los indicadores de logro para conocer el nivel alcanzado por la y el estudiante.

Importancia de los criterios para ponderar las actividades de evaluación.

La o el docente tiene la oportunidad de establecer criterios en el proceso de evaluación, estos son aplicables a los indicadores de logro, algunos ejemplos de criterios de evaluación en Ciencias son los siguientes:

Coherencia: escribe la mayoría de las ideas con orden lógico.

Exactitud: uso del lenguaje científico de acuerdo a la edad cronológica de los y las estudiantes y el contexto.

Creatividad: selección y uso de diferentes materiales para representar modelos, maquetas, simuladores y otros, al ser elaborados por las y los estudiantes.

Disposición para cumplir indicaciones.

Aplicación del conocimiento científico a diferentes situaciones para resolver problemas de la vida cotidiana y otros.

Pertinencia en el establecimiento de supuestos como probables respuestas

a una situación problema.

Claridad en la formulación de preguntas a sí mismo y a los demás, acerca de los problemas del entorno relacionados con la salud, medio ambiente, fenómenos naturales, entre otros.

Práctica de hábitos higiénicos, posturales y medidas que conserven el buen estado de la salud.

Curiosidad e interés cuando se realizan procesos de investigación.

Precisión de sus ideas al razonar científicamente sobre causas y efectos de los fenómenos naturales, mediciones, registro de datos y otros.

La revisión de cuadernos suele ser una de las actividades de evaluación para asignar calificaciones al estudiantado. Es un reflejo de la manera en que las o los docentes desarrollan sus clases, así como del trabajo del alumnado. De ahí la importancia de definir criterios pertinentes para la evaluación del cuaderno.

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